Piensa sobre el tipo de persona que articula esta frase. En realidad una persona segura de sí misma, que no ha hecho nada malo y no esconde quien es, no tiene ningún miedo a que la juzguen. En el caso de una mujer, cuando no quiere que la juzguen es porque sabe que ha incurrido en algo que no está exento de juicio.
Veamos, ¿en qué te basas para decir que no puedo juzgarte?
¿Qué cadáveres tienes escondidos en el armario?
Aquellas mujeres que incurren en comportamientos desagradables o reprobables, como ser promiscuas, groseras, maleducadas, descuidadas, ordinarias, masculinas, etc… Quieren evitar que las juzguen porque desean ser ese tipo de personas desagradables sin sufrir las consecuencias. El "tú no eres quién para juzgarme" no es otra cosa que un comodín para salir del paso, una carta blanca.
La realidad es que cuando juzgamos algo lo hacemos por una buena razón. Los seres humanos (principalmente los hombres) hemos desarrollado la capacidad de reconocer ciertos patrones de comportamiento para evaluar la situación y predecir posibles consecuencias negativas. Arribar a una toma de decisiones a partir de un juicio de valor, nos permite reiterar que: emitir un juicio de valor, corresponde un juicio claro, objetivo, riguroso, sobre el objeto evaluado e implica un tratamiento, una pronunciación, interpretación de la información que se recoge. Sólo así podemos conocer exactamente la situación que se presenta.
Con este procedimiento creamos civilizaciones y avanzamos como sociedad. El comportamiento pasado es el mejor indicador del comportamiento futuro. Si por ejemplo te enteras de que el barrio donde te quieres mudar ha sufrido numerosos robos en los últimos meses, lo más inteligente será evaluar la situación y calificarlo como arriesgado y potencialmente peligroso. Si ese barrio pudiese pedir que no le juzgases probablemente lo haría, pero eso no afectaría tu decisión de no mudarte allí. Esto mismo se puede aplicar a las mujeres.
Por otro lado a las mujeres les encanta juzgar. No tienen absolutamente ningún reparo en juzgar a los hombres e incluso a otras mujeres: "Demasiado viejo, demasiado joven, demasiado gordo, demasiado flaco, demasiado bajo, demasiado calvo, demasiado feo, demasiado aburrido, demasiado raro, demasiado blando, demasiado emocional, etc...” La lista es interminable.
Fijaros que doble rasero más evidente.
¿Sabéis cuál es la mejor respuesta para alguien que te diga "No eres quien para juzgarme"?
La respuesta es: "Ya lo acabo de hacer".
No hay comentarios:
Publicar un comentario