jueves, 8 de marzo de 2018

Todo es ofensivo. ( Lo mejor de Misandria.info)

Todo es ofensivo.

Eso es ofensivo. Esto es ofensivo. Él es ofensivo. Ella es ofensiva. Ellos son ofensivos. Nosotros somos ofensivos. Todo el mundo es ofensivo.

Sin ofender. No pretendía ofenderte. ¿Has sido ofendido? A mí me ofendió. Fui ofendido. ¡Tú me ofendes! ¿Te ofendí? No pretendía ofenderte. No te ofendas.

Lenguaje ofensivo, contenido ofensivo, bromas ofensivas, perros ofensivos que ladran en el patio, todo es tan... ofensivo.

Ofensivo para los heterosexuales, ofensivo para los homosexuales, ofensivo para los bisexuales, asexuales, trisexuales, omnisexuales y cualquier clase de sexuales ahí fuera...

Ofensivo para los negros, los blancos, latinos, gitanos, árabes, para cada raza en el planeta...

Ofensivo para los marxistas, fascistas, liberales, conservadores, feministas, libertarianos, ofensivo para cualquier ideología existente en el mapa.

Ofensivo para los cristianos, musulmanes, judíos, paganos, satánicos y ateos como yo.

Las feministas se sienten ofendidas cuando yo les miro el culo en el autobús, y yo me siento ofendido cuando ellas me llaman gordo asqueroso. Y todo el mundo alrededor se siente ofendido por nuestra evidente muestra de animadversión pública. Y los religiosos más fundamentalistas se sienten ofendidos cuando miras porno en tu ordenador. Y a las feministas también les ofende, vaya que sorpresa.

Me parece que estar ofendido es algo completamente natural. Todos somos seres humanos con inseguridades y algunas cosas nos rozan de manera impredecible y equivocada, como una masajista sin experiencia en un masaje tailandés. Pero no hay que preocuparse, porque esta historia todavía puede tener un final feliz...

Tenemos que ser capaces de reconocer una verdad primordial referente al hecho de estar ofendidos y es...

Que nos sintamos ofendidos es algo absolutamente irrelevante.

Por ejemplo, cuando alguien me dice que las películas de Crepúsculo es buen cine, yo me siento ofendido. Pero no por ello voy a comenzar una campaña para que prohíban esas películas en los cines. Y seguramente si comenzase algo así lograría que mucha gente me siguiera, aunque esa gente serían posiblemente un montón de idiotas porque serían gente que se creerían superiores a otra gente que quiere disfrutar de cualquier chorrada que se les pase por la cabeza.

Yo me siento ofendido continuamente. Por ejemplo me siento ofendido por la absoluta imbecilidad de nuestra especie. Y comparto mi frustración con vosotros. Y podéis tomarlo como queráis, pero en el momento en el que intento prohibir cosas simplemente porque no me gustan, pierdo toda mi credibilidad. Y no me malinterpretéis, porque probablemente haya cosas en este mundo que haya que prohibir, pero normalmente son cosas que incluyen a una persona jodiendo a otra de manera evidente e irremediable.

Tenemos por ejemplo esa gran cita que dice "tu libertad se termina dónde empieza la de los demás". Es decir, yo puedo lanzar puñetazos al aire todas las veces que quiera sin tocarte, pero en el momento en que uno de mis puñetazos te toque y te reviente la cabeza en mil pedazos (porque soy increíblemente fuerte) ahí se termina mi derecho de hacerlo.

¿Entendéis lo que quiero decir?

¿A los gays les ofenden los intolerantes? De acuerdo, entonces los gays no se deberían juntar con los intolerantes.

¿A los intolerantes les ofenden los gays? De acuerdo, entonces los intolerantes no se deberían juntar con los gays.

Pero cuando los gays dicen "de acuerdo, queremos que saquen una ley contra estos intolerantes, para impedir que difundan su discurso intolerante", está mal. Del mismo modo que los intolerantes deberían de cortarse de intentar legalizar sus chorradas cambiando la constitución para prohibir que los gays se casen. Es la misma mierda. Hay mucha gente ahí fuera que como se siente ofendida por los homosexuales y que se creen que pueden decirles a los homosexuales lo que tienen o no tienen que hacer. Se creen que porque están ofendidos esto convierte el objeto de su ofensa en reprobable, pero no es así.

Y los que estáis pensando "oh, qué bien que está a favor del matrimonio homosexual", os digo que lo mismo se puede aplicar a la poligamia, es exactamente lo mismo, aunque no sea tan popular. Si quieres ser ese tío que quiere casarse con 50 mujeres, y tienes los medios y ellas así lo quieren, es perfecto. Si quieres casarte con 50 tipos, lo mismo. Cualquier contrato social en el que quieras entrar me parece bien, me da igual que ofenda al 99'99 % de la gente.

¿Vamos a continuar con nuestra campaña para censurar todo y prohibirlo todo, hasta que todo esté censurado y todo está prohibido? Ya se lo hicimos a Galileo, cuando sus descubrimientos contradijeron las creencias de la época. "Oh, nos ofende, ¡a por él!". Se lo hicimos a J. D. Salinger, cuando su libro fue ofensivo para nosotros. "¡Oh, es ofensivo tenemos que censurarlo!".

Tenemos que dejar de prohibir cosas por el mero hecho de que nos ofenden, tenemos que darnos cuenta de que si vivimos en un país donde alguien puede decir cosas que te ofenden, significa que vives en un país donde tú también puedes decir cosas que les ofenden a ellos. ¿Queremos convertirnos en un país de sordomudos? ¿O queremos mejor tener la piel un poco más gruesa y saber cuándo sacar a relucir el dedo?

El lobby de la dictadura de lo políticamente correcto (PC), sus desvaríos y su relación con el feminismo todavía no ha sido tratado lo suficiente. Confío en abordar este tema más detalladamente en próximas entradas








Este tío es gitano morenito.

Adjetivo de dos palabras aplicado a la doctrina del quererquedarbienismo aplicada al lenguaje. El quererquedarbienismo es una tendencia de la doctrina social postmodernaconsistente en evitar caer en descalificaciones gratuitas para no ofender a minorías, medianías y mayorías sociales tales como los maricones, los negros, los mendigos y los subnormales; a los que se refieren como afeminados (aunque lleven bigote y se maten en el gym), negritos (aunque midan tres metros), desafortunados (aunque la vida les haya dado multitud de facilidades y hayan acabado en la calle por ser unos putos vagos) y especiales (aunque lo único que tienen de especial es la educación).

La diferencia entre la buena educación simple y llana y el lenguaje políticamente correcto (en adelante L.P.C.) es que el usuario del LPC tiene la voz ligeramente más aguda al decir ramera, debido a la falta de cojones para llamar puta a una mujer que cobra por follar.

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